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lunes, 17 de febrero de 2014

Mi visita al hipódromo de La Limpia en el año 1983

Gran India, con la monta de Lenín Macías, fue la última ganadora en el viejo hipódromo de La Limpia. Foto cortesía: asuprozulia.com.ve

Por: Winston A. Hernández G.

Eran las vacaciones escolares de 1983. Yo tenía en ese entonces 14 años de edad y había pasado a 3er año de bachillerato. Mis padres tenían la sana costumbre de llevarnos de vacaciones, a mi hermano y a mí, a distintas locaciones de Venezuela y ese año le tocó el turno al Estado Zulia.

En lo personal, no podía estar más feliz porque cuando mis padres me revelaron el destino turístico lo primero que pensé – casi automáticamente -fue que debíamos visitar el viejo hipódromo de La Limpia. A ese óvalo lo había conocido por televisión dos años antes cuando Veseli (1978, The Group Captain en Alegoría, por Right Proud) se convirtió en el primer triple coronado en la historia del hipismo zuliano a las órdenes del campeón Juan Vicente Tovar León (+) y Venezolana de Televisión transmitió el Clásico “Rafael Urdaneta” en la voz del “auténtico” Héctor Alonzo Rivas.

También tenía algunas referencias de la actividad en La Limpia gracias a la revista La Fusta donde el periodista Amable Sánchez (+) informaba sobre los resultados de las carreras. Siempre me llamó la atención el alto dividendo que pagaba el “Ganador Proporcional” y no tenía idea de qué era eso. Cuando visité el hipódromo entendí que la fulana apuesta consitia en una jugada a ganador en la cual el dividendo minimo garantizado era el doble del pagado por el hipodromo.

Nuestra visita al óvalo de La Limpia fue el viernes 12 de agosto – justo dos días antes de la Inauguración de los Juegos Panamericanos en Caracas: “Compromiso de todos, compromiso de usted” – y es fácil de recordar porque aún guardo algunos boletos perdedores de esa reunión. No pudimos estudiar las carreras sino hasta llegar al hipódromo porque – después de preguntar en gran cantidad de quioskos por folletos, revistas o suplementos que contuvieran alguna información - fue allí donde finalmente pudimos comprar la Revista Hípica Zuliana. Era curioso ver cómo ejemplares que conocíamos de La Rinconada, aparecían en el retrospecto de esa revista con el rótulo de “Debutante” sin hacer mención alguna de sus actuaciones en el óvalo capitalino.

Esa tarde paseamos por una zona muy concurrida de la ciudad de Maracaibo y yo caminaba bastante distraído ya que estaba leyendo la Gaceta Hípica analizando las carreras del fin de semana. Por andar en eso no vi una alcantarilla que estaba sin tapa cerca de la Basílica y caí en ella, por lo que me gané de recuerdo una herida de cierta profundidad en la pierna izquierda. En medio de aquel tremendo sol, con el gentío en la calle, y aquel calorón -eran como las cinco de la tarde – hasta me desmayé. Mi padre me curó la herida y nos fuimos al Hotel Gran Delicia donde nos habíamos alojado. Me sentía bastante mal y me dolía la pierna, pero recuperé fuerzas y aunque mis viejos no estaban muy convencidos que fuera al hipódromo en esas condiciones, después de mi terca insistencia finalmente accedieron. Luego de ver el capítulo de Mazinger Z – mi serie favorita de aquella época – mi papá y yo emprendimos el emocionante viaje hacia el hipódromo. Por supuesto que en el camino, ante la expectativa, me fui sintiendo algo mejor.

Llegamos y aquello – el óvalo de La Limpia - nos pareció de lo más pintoresco. Aún no se había iniciado la jornada de carreras y los vendedores ambulantes que estaban en las zonas adyacentes al hipódromo saciaban el hambre y la sed de los aficionados que comenzaban a llegar al lugar. Recorrimos las instalaciones y las comparaciones con La Rinconada no se hicieron esperar. La tribuna era pequeña y de madera, de forma que cuando alguien se movía aquello parecía un temblor de tierra; la pizarra también diminuta comparada con la moderna del óvalo de Coche y más tarde, después de cada carrera, nos resultó gracioso que un muchacho saliera corriendo para colocar manualmente el orden de llegada con unos números impresos en unos cartones. La pista era pequeña y para una carrera de 1300 metros, por ejemplo, los ejemplares partían prácticamente frente a la tribuna y daban una vuelta completa. Los boletos a ganador eran expedidos por unas viejas máquinas ruidosas y se imprimían en un papel de color marrón. Sin embargo, ese pequeño hipódromo era en verdad un sitio de reunión familiar y el ambiente era increíblemente acogedor para los asiduos asistentes y también para los visitantes ocasionales como nosotros.

El jinete del momento era Ramón Eduardo Añez quien ese año lograría su última estadística por carreras ganadas. Al mismo tiempo, Douglas Bracho era el líder entrenador y también se tituló campeón esa temporada.

Recuerdo que uno de los ejemplares que más me llamó la atención en mi visita a La Limpia fue el prometedor dosañero Rosicler (1981, East Sea en Diatriba, por Cognac), perteneciente al stud “Tío Ciro” y crianza del Haras “Palito Blanco”. Ese año ganaría los Clásicos “Azucría” y “Comparación” (Clausura) – con la yunta Noel Herman-Evelio Molero - y también la Copa “Juan Emanuel”.

Después de ver varias carreras, salimos del hipódromo y fuimos a matar el hambre comiendo unos perros calientes. El carrito a donde llegamos tenía un pequeño televisor y estaban pasando la telenovela “Nacho” con Guillermo Dávila y la juvenil Alba Roversi. Esta historia, transmitida por Venevisión, era la continuación de la exitosa “Ligia Elena” de César Miguel Rondón. Satisfecha el hambre, regresamos al óvalo para ver una carrera más y luego nos venció el cansancio por lo que nos fuimos al hotel y seguimos las incidencias de las dos últimas competencias por radio (¡qué tiempos aquellos!). Habíamos sellado un “Pool de a locha” e íbamos pegados hasta la cuarta válida, pero nos caímos en las dos últimas que fueron justamente las carreras que no ligamos en el hipódromo.

1983 fue un gran año en La Limpia para ejemplares como el ex caraqueño Fred (1979, Condotti en Kent’s Countess, por Proud Word), nacido y criado en el Haras “San Francisco” y propiedad del Doctor Eduardo Larrazábal (+) con su stud “Campoancho”. Obtuvo la victoria en el Clásico “Nuestra Señora de la Chiquinquirá” con la dupla Rubén Almarza-Douglas Bracho en distancia de 1800 metros.

El Clásico “Rafael Urdaneta” de esa temporada fue ganado por Grand Champs (1980, Gran Tiro en Champs Elisse, por Chateaubriand), nacido y criado en el Haras “Santa Lucía”, con la conducción de Juan Vicente Tovar y el entrenamiento de Gilberto “Beto” Henríquez en 2.200 metros. También logró adjudicarse el Clásico “El Libertador” con la misma yunta.

El importado en vientre Tom Ruler (1980, Tepozteco en Majestic Dee, por Dewan) del Haras “La Evelynda” se hizo acreedor del Clásico “Instituto Nacional de Hipódromos” en 1800 metros con la monta de Ramón Eduardo Añez y la preparación de Luis Méndez.

Otro que destacó fue Mister William (1980, The Group Captain en Dakota, por Gradisco) que se impuso en el Clásico “Ciudad de Maracaibo” en tiro de milla con la dupla Ángel Godoy-Douglas Bracho para los colores del stud “Romar”.

Culmino estas humildes remembranzas confesándoles que la cicatriz que llevo en mi pierna izquierda siempre me hace recordar con cariño uno de los mejores momentos que viví en mi adolescencia hípica: “mi visita al hipódromo de La Limpia en el año 1983″.

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